Cuando el amor engendra lágrimas


A mis cuarenta y seis, fue difícil superar mis limitaciones cognitivas en base a lecturas y hablar despacio, aunque a veces aparece mi asperger.

 

Nunca he amado a nadie, como tampoco he sido amado. Hace unos años, antes de empezar una relación le revelé que soy soberanamente celoso y condenadamente prejuicioso. A pesar de mi confesión, nos besamos.

 

Poco después le pedí terminar, y ella dijo, enamorados o mortales enemigos. Como soy amante de la paz, continuamos.

 

Ahora que anhelo mi apacible soledad, le ruego terminar. Con fiereza y lágrimas, argumenta que la he hecho perder su tiempo y me demanda un alto resarcimiento económico que no poseo, de lo contrario arruinará mi vida. ¿Qué haré?

 

Vivo una espantosa pesadilla.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario