El loco de la huaraca

 




Para comprometernos, mi novia y yo viajamos a Huamatambo, un pintoresco pueblito andino. Al llegar, asombrados vimos a toda la gente prosternarse y llorar de miedo del loco de la huaraca. Nos reímos, ¿Cómo es posible que tengan miedo a un demente? Luego de mofarnos, equipados con ración semanal, besuqueándonos partimos a recorrer la comarca.

 

Sin importarnos esos lloriqueos, dimos rienda suelta a nuestro loco amor. Fueron los días más felices y miserables de nuestras vidas. El séptimo día, cuando nos disponíamos partir, fuimos violentamente atacados con piedras desde lejos, al comienzo lo tomé por broma, al ver que las piedras no cesaban, nos refugiamos en la enorme cueva.

 

Así fuimos sitiados. Mi novia lloraba desconsoladamente. En vigilia angustiante y sin comida sobrevivimos los próximos siete días. Nos prosternábamos y con miedo indescriptible orábamos al dios de las aguas. Una lluvia torrencial nos salvó. Una multitud llegó a socorrernos.  

 

Desde el nosocomio, tembloroso escribo este blog, recordando a mi novia que se ha marchado. Dicen que el loco, es un muchacho que perdió la razón cuando fue abandonado por su novia y ahora, deambula por las andes con su legendaria huaraca.

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